sábado, 19 de abril de 2008

Perpetuo VAGABUNDO

Poco conocido por grabaciones propias, que se cuentan entre los mejores discos de rock en español habidos y por haber, Robi alias Draco Cornelius Rosa, es sin duda un sujeto íntegro con un terrible pasado, como todo artista maldito. Sí, Robi, el puertorriqueño ex Menudo, que participara en una película llamada Salsa y que un buen día desapareció de la escena para regresar, infectado por el virus de la poesía y un sello personalísimo con canciones que no se parecen a nada ni a nadie.

Anteriormente productor de Ricky Martin, él es el culpable de Living la Vida Loca y haber lanzado a su ex compañero al estrellato internacional, y aún antes de eso, ya había colaborado con Martin en María y Fuego de Noche, Nieve de Día, canciones aparentemente amorosas que, si leemos entre líneas, contienen amargas extensiones sobre el paso de Rosa por el uso de estupefacientes.

Draco debuta en solo en 1994 con el disco Frío, extraña grabación que nos muestra a un Robi inmerso por completo en una burbuja emocional, en la que sus letras, como dagas y rosas, nos hablan de su percepción del mundo, del amor, de la muerte. Destacan Cruzando Puertas, inspirada en Pablo Neruda, Casi una Diosa y Almas Diferentes, Almas Gemelas. Algunos tracks, posiblemente con la intención de ganar algo de audiencia, contienen una marcada vena "latina" en lo que al sonido respecta, como Guajira y Mama Hue. Es un trabajo la mar de interesante, pero la verdadera revelación vendría dos años más tarde, con su segundo álbum: Vagabundo, un paquete de melancolía y crudeza delirante, descendiente directo de los surrealistas del siglo pasado, con el que este cantautor se hizo de un lugar permanente en la historia de la música hispanoamericana.

Desde el corte que abre el viaje, Hablando del Amor, la atmósfera es sobrecogedora. Intuímos que el recorrido será denso, poblado de fantasmas y armonías punzocortantes. Con un balance justo entre la balada suicida y sonidos hardcore, se da el lujo de apropiarse de fragmentos del poeta chiapaneco Jaime Sabines para crear dos joyas: Para No Olvidar y Llanto Subterráneo. El descenso alcanza, paradójicamente, su pináculo con nuestra favorita personal: Blanca Mujer, el diálogo de un loco con la muerte, a quien añora, permanentemente rechazado por ella.

En 2004, Rosa edita Mad Love, haciendo gala de una madurez personal y creativa, ya dejados atrás los excesos, cosa palpable en el tono general del disco. Es una obra eminentemente romántica [mas no en el sentido cursi del término], en el que el pop más fino coquetea con la visceralidad de su lírica. Con temas en inglés y español, crea una alquimia infernal y divina, cantando a la irracional aventura del amor, sus formas y consecuencias, con sensualidad y dureza.

Luego de 2 álbumes más, uno de reediciones y uno de concierto en vivo, Robi graba El Teatro del Absurdo, en 2007, del cual se desprenden cortes como Te Fumaré, Noche Fría y Desnudo, entre otros. Su voz, más educada que nunca, alcanza timbres únicos y no cesa en la experimentación sonora y fusión de ritmos y ambientes. Ya cerca de los 40 años y con la sabiduría que trae la edad, Draco Cornelius parece dominar sus energías y canalizarlas debidamente en su música, que no pierde nunca un hálito de misterio que nos deja con ganas de Más y Más, como reza el título de una de sus canciones.

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