martes, 3 de junio de 2008

Hiperbólico sarcasmo

Family Guy es un curioso fenómeno que ha venido a llenar el vacío morboso existente entre Los Simpson y South Park. Su influencia es tal que hay quienes aseguran que el Homero Simpson actual contiene reminiscencias del disparatado Peter Griffin; no podemos dejar de lado el inolvidable episodio en el que Cartman se aventura a descubrir el secreto de los chistes absurdos y descontextualizados de Padre de Familia, en el que no se salva ni el mismo Bart Simpson y Trey Parker y Matt Stone desafiaron a su cadena madre, Comedy Central, con una pesada broma sobre el profeta Mahoma que ofendería a la entera comunidad musulmana y puso a más de uno muy, muy nervioso.

Seth McFarlane, el cerebro detrás de esta serie, quien trabajó antes para Hanna-Barbera y Cartoon Network, consigue de FOX la modesta cantidad de $50,000 dólares para el piloto y el show debuta en 1999 y consigue adeptos de inmediato, pero con altibajos, de hecho se anuncia su cancelación en dos ocasiones, en 2000 y 2002, y el éxito de ventas en DVD y sus repeticiones en la barra de Cartoon Network, Adult Swim, convence a los ejecutivos de aceptar de vuelta a la disfuncional familia de Quahog y la producción reinicia en 2004, continuando a la fecha, hecho del que ningun otro programa puede presumir.

Es dudable que exista otra emisión televisiva con un peor séquito de personajes. Peter Griffin, idiota padre y esposo; Lois Griffin, madre burlona y ninfómana; Meg Griffin, hija depresiva, impopular y falta de autoestima; Chriss Griffin, hijo obeso y casi retrasado mental; Stewie Griffin, bebé matricida con delirios de dominación mundial; Brian Griffin, educado perro, alcohólico, obsesivo... y los vecinos, vaya cuadro: Quagmire, lunático erotómano; Cleveland, black guy pusilánime; Joe Swanson, policía parapléjico...

Family Guy se pasa, de veras. Es increíble lo lanzados y ofensivos que pueden llegar a ser, pero, he ahí su gran virtud. Nadie se escapa, nadie es intocable. Aun South Park tiene sus ratos de cruda moral, pero Padre de Familia arremete contra todo y contra todos en todas las formas posibles. ¿Cómo olvidar la escena en la que Peter se pone un bigote falso y se dispone a hablar italiano, en un alarde estereotípico supremo? La lista es interminable: Las casi obscenas "pistas" de que Stewie es gay. El interés erótico del cánido caballero Brian por su ama Lois. La falta de respeto que ésta y su obeso esposo le tienen a su tímida e impopular hija Meg. El gag musical del bebé de graduación tirado a la basura... Estos tipos se salen siempre con la suya, pues son muñequitos. Impensable e insoportable sería esta serie de forma realista, con actores de carne y hueso.

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